miércoles, 13 de febrero de 2008

LA POPULICULTURA

La populicultura estudia el rendimiento de las plantaciones del árbol “populus nigra”, el comúnmente conocido como Chopo o Álamo blanco.
En los últimos tiempos las tierras agrícolas se han venido abandonando debido al gran trabajo que precisan estas explotaciones y la poca estabilidad en la rentabilidad que se obtiene en las mismas. Frente a la explotación tradicional de las tierras agrícolas, en los últimos años se puede observar como se implementan nuevos cultivos, unas veces energéticos y otras veces forestales.
Los cultivos energéticos persiguen transformar el producto obtenido en combustibles como el bioetanol y biodiesel, de caraterísticas similares a los combustibles clásicos para vehículos: gasolina y gasóleo. El crecimiento de estos cultivos e industrias, es tal que se les achaca parte de culpa en las últimas subidas de productos alimenticios básicos como puede ser el pan. Los bioalcoholes se producen a partir de cereales, remolacha y caña mientras que los biodiéseles se producen a partir de semillas oleaginosas.
Los cultivos forestales tienen, sin embargo, una presencia más alejada en el tiempo. Terrenos en los que no interesaba cultivar se utilizaban para realizar plantaciones de diferentes especies. Estas plantaciones rara vez se cuidaban y los recursos obtenidos eran más bien escasos. Los cultivos más utilizados en nuestro país son de coníferas, con turnos de cultivo altos. Se plantaban en tierras pobres y páramos, teniendo estos cultivos distintos usos: extracción de la resina, como componente base de los tableros de fibra y fabricación de armazones y muebles. Las plantaciones de eucaliptos se basan en la rapidez de crecimiento y por tanto en turnos más pequeños, sin embargo, la calidad de la madera es algo secundario. Necesitaba terrenos algo más fértiles que las coníferas y, sobretodo húmedos. Su rápido crecimiento es aprovechado por la industria papelera. Con el chopo, con turnos de cultivo también más cortos, la calidad de la madera juega un papel de extrema importancia para su comercialización y para poder establecer un buen precio. Los Chopos eran plantados en lugares húmedos, riberas de ríos, canales y vegas por sus necesidades de agua; se les ha utilizado en la industria papelera, en la fabricación de armazones y elementos auxiliares de construcción, encofrados, pero sin duda el uso más rentable y el que exige madera de mayor calidad es el de la industria del desenrrollo, de continuo crecimiento en la actualidad.
En la actualidad los cultivos forestales tienden a estar más cuidados porque el precio de estos recursos aumenta conforme se mejora su tratamiento y gestión. Mientras que los pinares se podan para formar mejores troncos y evitar incendios, la industria del chopo lo que persigue es lograr troncos rectos, sanos y con ausencia de nudos. Esto se consigue mediante poda selectiva temprana. El uso más rentable de la madera del chopo en la industria del desenrrollo pretende obtener chapa blanca sin imperfecciones, sin nudos y sin cambios de tonalidad. La chapa de madera luego es utilizada en cajas de madera para fruta, cajas de madera como soporte de otro producto (vino por ejemplo), palillos, tableros contrachapados y un sin fin de aplicaciones. La calidad de esta chapa es mayor cuanto mayores hayan sido los cuidados durante el desarrollo del árbol. Debido a su baja necesidad de mano de obra, que se limita a podas y gradeos puntuales durante su crecimiento, los gastos que acontecen durante el crecimiento de los árboles no es muy elevado haciendo que a las rentas obtenidas al finalizar el turno no se las tenga que descontar cantidades importantes; es un inversión a largo plazo, a un turno de 15 años dependiendo de las características del terreno y su situación, que hay que tener en cuenta puesto que representa un inconveniente importante.
Un posible futuro incremento de beneficio de estas plantaciones pasaría por un establecimiento de ayuda a estos cultivos como “sumideros de CO2”. El debate que los cultivadores forestales se plantean es el de reclamar beneficios por el CO2 que las masas forestales absorben para su correcto crecimiento. Si se penaliza al que contamina, ¿Por qué no se bonifica al que reduce esta contaminación? Sin duda, a las plantaciones forestales se las abre una interesante nueva posible fuente de financiación.

Analizando brevemente el sector forestal de la Populicultura mediante las cinco fuerzas de Porter, se llegaría a las siguientes conclusiones:

- La amenaza de nuevas empresas que entren en el sector no es muy alta puesto que existen pequeñas barreras que de forma conjunta no permiten la competencia perfecta. Hay que disponer de suelo agrícola para las plantaciones, este suelo debe estar situado en una zona relativamente húmeda, zonas de vega, y las inversiones se tienen inmovilizadas durante el turno de la plantación, unos 15 años. Los trabajos a realizar son muy concretos durante unas épocas del año y sobretodo durante los primeros años. Estas especiales características dejan de lado a muchas grandes empresas y sin embargo permiten que el sector pueda ser explotado por agricultores individuales.
- La amenaza de productos sustitutivos no es un factor que afecte a la populicultura puesto que el uso de la chapa de madera convive ya desde hace tiempo con otros materiales como el plástico sin verse afectado por los mismos.
- El poder de negociación con los proveedores es insignificante, tanto en cuanto, el plantón de chopo tiene un coste muy bajo y está muy estandarizado. Se reproduce en viveros mediante clones en forma de estaquillas. No es un negocio de excesiva importancia para los viveros.
- El poder de negociación sí que es un aspecto a tener en cuenta en este sector. Los clientes están concentrados en pocas industrias de transformación. Debido a que la materialización de las ganancias se producen en el último año de producción y que es un producto que no se puede almacenar en espera a mejores precios, las posibles fluctuaciones en el mercado de la madera pueden afectar gravemente la rentabilidad del negocio. Frente a lo anterior hay que incidir en la concentración de los cultivadores en cooperativas que tengan la capacidad suficiente de sacar a subasta lotes homogéneos y con una valoración objetiva previa. La calidad obtenida en la plantación también se presenta como un mecanismo de defensa frente al poder de los clientes.
- La rivalidad entre empresas del sector no se puede considerar un riesgo, más bien como se indica en el apartado anterior, habría que tener a los cultivadores “competidores” como socios dentro del marco de una cooperativa o asociación para defenderse del poder de las empresas clientes.